
Mientras dormimos, nuestro cerebro permanece en actividad constante, procesando emociones, recuerdos y estímulos del día. Aunque el cuerpo esté en reposo, la mente sigue funcionando, organizando información, eliminando lo irrelevante y dando forma a lo vivido.
Es precisamente en este proceso cuando surgen los sueños, una manifestación del inconsciente, según Sigmund Freud, que a veces puede generar experiencias vívidas, intensas o incluso perturbadoras.
Desde un enfoque psicológico, los sueños no son simples fantasías sin sentido. Como planteó Freud, reflejan conflictos internos no resueltos que la conciencia no logra gestionar.
Cada fase del sueño tiene su propia dinámica, siendo la etapa REM —de movimiento ocular rápido— donde se presentan los sueños más complejos y emocionales. En este punto, emociones, estímulos sensoriales y vivencias se mezclan, dando lugar a imágenes que, aunque parezcan aleatorias, suelen tener un nexo con nuestra realidad.
El significado de soñar con seres queridos que ya no están
Uno de los sueños más comunes y emocionalmente cargados es aquel en el que aparece alguien que ya no está físicamente. Según explica la terapeuta estadounidense Michelle King a Verywell Mind, “los sueños sobre seres queridos que han fallecido pueden ser bastante comunes y son una parte normal del proceso de duelo”.
La psicología explica que este tipo de sueños suele representar una necesidad emocional no resuelta, como el deseo de una despedida pendiente, el miedo al olvido o la dificultad de aceptar la pérdida.
En esta misma línea, la trabajadora social clínica Margaret Pendergrass comenta a Verywell Mind que soñar con alguien fallecido tiene sentido, ya que “todavía estamos tratando de dar sentido a la pérdida de un ser querido, que de otro modo puede sentirse bastante sin sentido”.
Como explica la experta, se trata de una forma en que el cerebro intenta procesar el dolor y encontrar un espacio simbólico para la ausencia.
El duelo y la reorganización emocional del cerebro
La etapa de duelo es un proceso complejo en el que el cuerpo y la mente buscan un equilibrio tras una pérdida significativa.
En muchos casos, los sueños actúan como un espacio seguro donde revivir recuerdos, escuchar palabras no dichas o imaginar situaciones que no pudieron darse en vida.
Este fenómeno puede tener una función reparadora, pero también es un reflejo de que el subconsciente aún está lidiando con la nueva realidad.
Desde el punto de vista biológico, según explica el Instituto del Sueño, durante el sueño, el sistema nervioso realiza tareas de reorganización emocional.
Esto explica por qué ciertas vivencias, especialmente aquellas cargadas de sentimiento, reaparecen en forma de sueños, incluso mucho tiempo después de la pérdida.
Aunque el contenido de estos sueños pueda ser incoherente o confuso, casi siempre parte de información registrada previamente por los sentidos.
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